Entre luces, recuerdos y sombras

Abstract

Yo, con apenas 13 años de edad fui alfabetizador que luego de 8 meses de arduo bregar pude enseñar a leer y escribir a 9 campesinos que podían ser abuelos míos por la edad. Fue una epopeya increíble. Nos incomparamos a las Brigadas de Alfabetización CONRADO BENÍTEZ cien mil jóvenes de todas las edades, asesorados por maestros voluntarios, que debíamos enseñar a leer y escribir a un millón analfabetos. Por toda Cuba, por llanos y montañas, se sintió la alegría y ka responsabilidad de los alfabetizadores. Pero, todo no fue color de rosa. Tuvimos que bregar mucho para cumplir la tarea encomendada y vivir en las casas campesinas, y compartir la vida con ellos, en durísimas condiciones. El mes de abril de 1961, AÑO DE LA EDUCACIÓN en Cuba, fue severo. Curiosamente se nos pidió que lleváramos jabón, toalla, cepillo de dientes, trusas, shorts que a la sazón estaban perdidos de las tiendas desde 1960 como consecuencia del bloqueo económico de los estadounidenses que comenzaba a surtir sus fatales efectos entre los cubanos. Para el 15 de abril de 1961 ellos mismos bombardearon los aeropuertos de habanero de Ciudad Libertad, de San Antonio de los Baños y el de Santiago de Cuba produciendo varias víctimas. La situación se tensó considerablemente y el 17, una invasión mercenaria fue lanzada en gran escala contra Cuba. En medio de esa agresión los jóvenes cubanos no se amilanaron en medio de los ataques. Llegó el primer tren a Varadero donde recibiríamos un cursillo intensivo de una semana para aprender a trabajar con el Manual y con la Cartilla para enseñar a los iletrados. No pudieron detener el empeño, Retornaron para sus provincias uniformados. Con los materiales pedagógicos, con un farol chino para dar clases de noche, y con el corazón henchido de gozo. Y así fue que inicie mi camino de profesor. Pero, lo peor, para algunos, estaba por venir.